La Reforma curricular es un proceso de cambio y mejora de los planes de estudio de las carreras universitarias, que busca adecuarlos a las demandas y desafíos del entorno. La Reforma curricular no es sólo un asunto técnico o administrativo, ni de buenas intenciones y esperanzas, sino también; un asunto político y social, que implica la participación de todos los actores involucrados en el sistema educativo nacional: estudiantes, docentes, obreros, empleados, egresados, empresarios, autoridades universitarias, Estado, sociedad civil, entre otros.
Para tener una verdadera Reforma curricular que coloque nuestra oferta académica dentro del contexto tecnológico y de la economía doméstica y mundial, que genere cambios en las necesidades sociales, se requiere entre otras cosas lo siguiente:
- Una visión compartida y consensuada sobre el perfil profesional que se quiere formar, los objetivos educativos que se persiguen y las competencias que se desean desarrollar. Esta visión debe estar basada en el análisis del mercado laboral, las tendencias globales, los avances científicos y tecnológicos, y los principios y valores de la sociedad venezolana. No puede nacer de la experiencia de unos pocos, debe ser el trabajo colaborativo de todos los sectores, representados en quienes tienen la capacidad y actitud suficientes para sumar a esta empresa.
- Una metódica participativa y flexible que permita el diálogo, la consulta y la retroalimentación entre los diferentes actores del proceso. Esta metódica debe facilitar la identificación de las fortalezas y debilidades de los pensa actuales, la definición de los criterios y estándares de calidad, la formulación de propuestas de cambio, la evaluación de su pertinencia y factibilidad, y la implementación y seguimiento de las acciones de mejora. En la década de los años 90′, tuve la oportunidad de participar como Representante estudiantil en la última Reforma curricular que se ha realizado en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo. Fue un proceso complejo dónde se consideró la propuesta de cada sector participante y que resultó en un diseño curricular que daba respuestas a lo que en su momento exigían los nuevos paradigmas laborales en Venezuela.
- Un compromiso institucional y social que garantice el apoyo político, financiero y técnico al proceso. Este compromiso debe asegurar la asignación de recursos humanos, materiales y financieros suficientes para llevar a cabo la Reforma curricular, así como la creación de mecanismos de coordinación, comunicación y difusión que permitan su gestión eficiente y transparente.
- Una cultura de innovación y calidad que promueva el aprendizaje continuo, la actualización permanente y la evaluación sistemática del proceso. Esta cultura debe fomentar la creatividad, la experimentación y la adaptación a los cambios, así como el uso de las tecnologías de la información y la comunicación como herramientas para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Estos son algunos de los elementos que se necesitan para tener una verdadera Reforma curricular. Solo así podremos formar profesionales capaces de responder a las exigencias y oportunidades del mundo actual, con una visión crítica, ética y solidaria.
Cualquier propuesta para avanzar desde este ámbito, debe considerar que se requiere contar con equipos tecnológicos adecuados y recursos financieros suficientes. Los equipos tecnológicos incluyen computadoras, tabletas, teléfonos inteligentes, proyectores, pizarras interactivas, cámaras, micrófonos, audífonos, entre otros, que permitan a docentes y estudiantes el acceso y uso de las plataformas digitales de aprendizaje, tanto presencial como a distancia. Los recursos financieros incluyen el presupuesto asignado a las universidades por el Estado, así como las fuentes alternativas de financiamiento, tales como las donaciones, los convenios, los proyectos, las tasas académicas, las Unidades Generadoras de Ingresos, entre otros, que permitan cubrir los costos operativos y de inversión de la Reforma curricular. Estos equipos tecnológicos y recursos financieros son indispensables para garantizar la calidad y la equidad de la educación. No abordar esta discusión desde el principio, convierte cualquier buena iniciativa en una utopía.
Para terminar, en mi opinión, las universidades venezolanas enfrentan un gran reto para hacer un cambio verdadero y efectivo de los pensa de estudios, que les permita adecuarse a estos nuevos tiempos. Para ello, no solo se requiere contar con lo expresado anteriormente, sino también con una voluntad política, una visión compartida, una metódica participativa y una cultura de innovación y calidad, que involucre a todos los actores del sistema educativo. En varias universidades venezolanas, se han iniciado algunos procesos de Reforma y transformación curricular, pero aún enfrentan dificultades y resistencias para su implementación y consolidación por falta de voluntad de sus actores. Por lo tanto, se hace necesario fortalecer el diálogo, la cooperación y el compromiso entre las universidades, el Estado y la sociedad en general, para construir una verdadera Reforma curricular que coloque nuestra oferta académica dentro del contexto actual.
Trabajando unidos lo lograremos.
¡Seguimos avanzando!
Prof. Robert Parga